Classcraft ¿MMORPG’s para modificar el comportamiento en el aula?

Una nueva y flamante experiencia educativa en forma de MMORPG (Videojuegos de rol multijugador masivos en línea)  ha llegado a la ciudad. Se trata de Classcraft. En internet podemos hallar centenares de artículos sobre esta experiencia, pero no dejan de ser meros resúmenes y autobombo.

Primero: ¿Qué es Classcraft? Se trata de un entorno educativo, una herramienta cuyo objetivo es hacer las clases más interesantes (visualmente, al menos) para el estudiante. Sus creadores lo definen como un juego de rol educativo online y gratuito (si no quieres extras como los avatares personalizables) que gamifica el temario.

Como si de un MMORPG se tratase (al menos visualmente), los alumnos escogen a sus personajes entre tres clases (guerrero, mago y curandero) con poderes, puntos de vida y puntos de acción diferentes para cada una y forman grupos, de modo que los grupos de clase de toda la vida se transforman en bandas de héroes.

Los poderes de cada clase se compran con puntos de experiencia y 1000 XP equivalen a 1 punto de poder (que no un powerpoint).  Esa experiencia se consigue en base a unos logros, que vienen a ser el comportamiento que cabría esperar de un alumno y que no siempre se da: contestar preguntas correctamente, ayudar a un compañero, tener una actitud positiva, etc.

Por contra, el mal comportamiento conduce a perder puntos de vida (y al reverso tenebroso, pero eso es otra cuestión). Si un alumno pierde todos sus puntos de vida lanza el Dado de la Muerte y el resultado determina (¡al azar!) su castigo: quedarse en clase un sábado, tener menos tiempo para un examen…

Cada clase de personaje de las que hemos citado antes tienen unos poderes exclusivos. El curandero puede, entre otras cosas, preguntar si al profesor/master si una respuesta de examen es correcta o no. El guerrero puede, entre otras cosas, comer en clase. El mago puede, entre otras cosas, llegar tarde o irse antes.

Y todo esto mientras se imparte el temario.

Sus desarrolladores sostienen que Classcraft incrementa la motivación, genera mejores dinámicas de trabajo en equipo y mejora el orden y el comportamiento.  Se trata de generar una experiencia educativa multisensorial, como las experiencias que los alumnos viven en tiempo libre a traves de los videojuegos y que no parece llegar a las aulas.Las opiniones que aparecen en su web van en la misma dirección y parece que la experiencia se está llevando a cabo en 25 paises y con más de 7000 alumnos.

Sin embargo, ha recibido críticas y así lo constatan también: el sistema de puntos de experiencia no se trata más que de un mero sistema de corrección del comportamiento como los premios y los castigos de toda la vida, la herramienta puede ser tan original y llamativa que desplaza la atención del estudiante hacia el juego en sí y no hacia el contenido de la materia.

Por mi parte valoro muy positivamente parte de las ideas que implica este Classcraft, pero también tengo mis recelos:

– Comparto la duda ante la excesiva atención que puede llevarse el juego en sí hasta devorar a la materia a la que debe servir como medio. Para muchos alumnos que pasan horas ante la pantalla el juego puede pasar de ser una herramienta a ser el todo.

– Este juego requiere de un «contrato» entre el profesor y su grupo en que todos se muestren de acuerdo en participar de las reglas del mismo. ¿Qué sucede con aquellos que no se integran,  no participan y destruyen la convivencia? ¿Van a aceptar, como dicen ellos que ocurre, el castigo que determine un dado?

– ¿Puede un dado tener criterio en cuestión de gravedad de una falta o mal comportamiento?

– La materia a impartir continúa siendo la misma, la Física será Física, las Matemáticas serán Matemáticas y la Historia, Historia. Sólo se cambia el continente, pero el contenido sigue siendo el mismo, y depende mucho de cada profesor y el tipo de alumnado cómo se imparta dicha materia.

– Los premios son otra cuestión polémica. ¿Comer en clase? ¿Escuchar música? ¿Llegar tarde? ¿Marcharse antes? Algunos suponen una alteración importante de la práctica diaria, por muy atractivos que pueden ser. En ocasiones, aplicando combos, algunos grupos han salido hasta 15 minutos antes, y un alumno utilizó su derecho a comer para hacerse una fondue… ¡¡¡una fondue!!! ¡Que aquí somos capaces de sacar un jamón y ponernos a cortar!!

– ¿A qué viene tanto apple, ipod y iphone? Esto tiene un tufillo a iniciativa privada que tira para atrás. La iniciativa parece actuar como anzuelo para vender productos y enganchar en el uso de juegos online masivos.

En resumen, mi primera impresión ha sido de asombro y envidia sana ¿Juegos de rol online en clase, visualmente atractivos, y con una mejora de los resultados? ¡Milagro! Sin embargo, al analizarlo más pausadamente han salido a la luz muchas dudas que la página web de Classcraft no hace el mínimo esfuerzo de resolver. Podemos estar ante una herramienta muy positiva, de igual modo que puede ser un instrumento de oscuras intenciones (yo es que no me fío de Apple, Google, Microsoft…). El tiempo dirá qué es lo podemos aprovechar de aquí.

 

 

 

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