Por el título podría parecer que hablo del famoso procés y la consulta per la independència que se celebró en Catalunya el 9 de noviembre del 2014, pero nada más lejos de la realidad. Vengo a contaros una nueva experiencia llevando a cabo uno de mis juegos educativos: El naixement d’un Estat.
Hace 2 años ya puse en marcha esta dinámica de trabajo con muy buenos resultados y valoraciones por parte de los alumnos/jugadores. Para los que no sepáis de qué hablo, en dicha experiencia de juego los alumnos son los encargados de liderar el proceso de construcción de un Estado en una nación que acababa de obtener su independencia. Para ello asumieron el papel de diferentes partidos políticos (comunistas, socialistas, conservadores y fascistas) que se corresponden con las ideologías más destacadas del Siglo XX.
En esta ocasión modifiqué ligeramente la puntuación que se otorgaba a los trabajos en grupo con la intención de otorgar mayor peso a los mismos. De esta forma, pretendía evitar que los resultados electorales fuesen tan ajustados como en las ocasiones anteriores y premiar el esfuerzo y la dedicación. Ahora, el equipo vencedor en cada categoría (logotipo, cartel y vídeo) obtenía 2 puntos para alterar el reparto final de escaños y aquellos que entregaran las 3 tareas obtenían además un punto extra.
Para analizar cada uno de los trabajos y ser justo a la hora de determinar a quién iban a ir a parar esos modificadores preparé una tabla con los criterios y los grupos participantes. El logotipo debía ser original (no tomado de un partido ya existente) y reflejar la ideología del partido (entre socialistas y comunistas debía predominar el color rojo, por ejemplo). Los carteles y los vídeos debían ser igualmente originales, reflejar la ideología propia del partido, ser claro y correcto (sin lenguaje ofensivo, sin defender posturas reprobables, con corrección ortográfica…) y la actitud de los protagonistas debía ser igualmente correcta (buena dicción, lenguaje comprensible…).
La experiencia se realizó durante 7 sesiones. Las 3 primeras (una semana de clase) estaban encaminadas a familiarizarse con el partido y su ideología (repartidos al azar o por decisión del grupo) y realizar el logotipo, el cartel y el vídeo. La 4ª sesión sirvió para realizar la exposición de cada trabajo, la 5ª para realizar la subasta que determinaba el reparto de escaños, la 6ª para la redacción de la Constitución y la 7ª para exponer las propuestas y votar cual de ellas sería la ganadora. Cada equipo, dependiendo del aula, estaba formado por entre 5 y 8 alumnos/jugadores. Me he dado cuenta de que, tratando de enseñar sin prisas ni presiones autoimpuestas, cada año he ido dedicando más tiempo a esta actividad, lo cual ha redundado en una mayor calidad de las presentaciones.
De los tres grupos en que llevé la experiencia a la práctica solo en dos se llegó al final. En el grupo C, el de mi tutoría, la actividad la di por finalizada en la 4ª sesión, cuando de los cuatro grupos solamente dos habían traído los tres trabajos, otro solo una parte y sin apenas dedicación y otro nada de nada. El resultado fue decepcionante y poco alentador. A nivel personal y profesional me decepcionó profundamente. Por más que repaso no entiendo dónde pude fallar, porque en el resto de clases la experiencia fue adelante de forma satisfactoria. Lo cierto y verdad es que este grupo tiene muchos problemas de cohesión, resultados, motivación y absentismo.
Sin embargo, el Karma, la Fuerza, o lo que sea, devolvió el equilibrio al universo en el grupo A, donde los trabajos fueron espectaculares y sobrepasaron con creces el del grupo C y el de años anteriores.
En el grupo A, que me devolvió la Fe en la Humanidad y en mi trabajo, tuve dificultades para seleccionar el mejor trabajo de cada categoría. De hecho, tuve que repartir más puntos de los que tenía pensados. Excepto los fascistas, con muy buena fe y poco trabajo, todos se llevaron algún punto. Los conservadores y los comunistas (con el mejor vídeo hasta la fecha) se llevaron 4 y los socialistas 3.
La subasta dejó como ganadores a socialistas y fascistas con 11 escaños cada uno, pero al no contar con puntos para modificar el resultado, los fascistas acabaron quedándose al final con 6. De ese modo, los socialistas se mantenían con 11 y comunistas y conservadores con 8. Poco tardaron los más avispados en darse cuenta de que si querían imponer su modelo de Constitución debían aliarse unos con otros. Finalmente, socialistas y conservadores acabaron pactando.
En el grupo A Ficticia se convirtió en un estado descentralizado, monárquico (con servidor a la cabeza y retrato oficial versión manga incluido), laico, de carácter pacífico, defensor de la libertad de mercado, defensor de la participación democrática y garante de los derechos ciudadanos y la igualdad ante la ley.
Por lo que respecta al grupo B el trabajo de la mayor parte de la clase fue satisfactorio, aunque los comunistas solo presentaron el logotipo. Aquí, los puntos fueron a parar a manos de socialistas y conservadores, con 3 y 2 respectivamente. Los fascistas, con eso de dejarlo todo para la noche de antes de la entrega, hicieron un engendro de Frankenstein juntando la bandera republicana española con el emblema de Falange (¿?).
La subasta electoral dejó un empate entre conservadores y fascistas, pero las modificaciones posteriores acabaron premiando a socialistas, que acabaron con 11 escaño. Los conservadores obtuvieron 8, y fascistas y comunistas empataron a 7.
Aquí, aunque cada grupo redactó su constitución por separado, en el último minuto se produjo un pacto de izquierdas que aupó al poder a una coalición de socialistas y comunistas. La Constitución resultante dejó a Ficticia como una república centralizada y de economía de mercado, garante de las libertades y laica.
Por último, como cada año, emprendí la tarea de someter la actividad a la evaluación de los alumnos/jugadores en forma de cuestionario abierto donde podían responder a tres cuestiones: opinión y valoración personal, cosas a mejorar y cosas que se aprenden con la actividad.
Al parecer, los alumnos de las dos clases que han llegado hasta el final han quedado encantados con la actividad. Si bien es cierto que a todos, de una forma u otra, les ha parecido interesante, divertida y entretenida, también es verdad que no son pocos los que se han quejado de que muchos compañeros no hacían nada o bien unos pocos acaparaban la dirección y el trabajo. Una de las cosas que debería mejorar es, quizás, atribuir alguna tarea más al grupo para evitar que haya jugadores ociosos (elaborar flyers, un periódico afín al partido…). Entre las sugerencias de mejora, la principal, que se repite bastante, es que la actividad debería durar más todavía. Esto es cuestionable, pues han tenido más tiempo que en años anteriores. También algunos añaden que les gustaría contar con la opinión de otros profesores y poder escoger libremente con quien formar grupo.
Por último me gustaría destacar algunos de los fragmentos más interesantes de las encuestas: «no me esperaba que la gente se metiera tanto en el papel y se peleara (verbalmente) tanto», «…parecía una actividad aburrida ya que hablaba de política, pero al final ha sido muy divertida. parece que no, pero sin darnos cuenta estábamos discutiendo sobre temas políticos que antes no entenderíamos», «Ma gustado esta actividad, porque es divertido trabajar este tema si lo hacemos así, si estudiamos política con ejercicios del libro es mucho más aburrido».
Pues nada, será cuestión de esperar al año que viene y ver si me vuelve a tocar 3º de ESO para desarrollar esta actividad. Quizás, a lo largo del año, vuelvan a aparecer los partidos ficticios para resolver cuestiones económicas o medioambientales que afecten a este joven Estado.
[…] en 3º de ESO volvimos a llevar a poner en práctica El naixement d’un Estat, un juego basado en la organización de un partido político, la confección de propaganda y la […]