Un día normal, rapeando y eso.

Creo que he llegado a un punto en que lo del profesor como creador de contenidos y dj se me ha ido de las manos me lo he tomado muy en serio. Para qué darle más vueltas, os lo voy a decir sin ambajes… ayer rapeé la revolución rusa de 1917. Con dos martillos.

Claro, empiezo a poner canciones de Sabaton para hablar del absolutismo en la Edad Moderna y el colonialismo y me vengo arriba. Pero la culpa no es mía, es de Mr Betts, al que admiro por su capacidad para adaptar contenidos y esa falta de miedo al ridículo.

Las rimas me daban vueltas en la cabeza desde hace años. Con sinceridad, el primer verso vino de una aproximación rimada a la Generación del 27 (y no es broma). Esa sencillez se quedó grabada en mi subsconsciente y un dia afloró. Generación del 27, 1917, ak-47… ¡todo rimaba!

Así que esta semana pasada acabé con la letra. Tomé como guía las páginas del libro de texto y las instrucciones del departamento (cuando dicen que hay que ver un apartado concreto no especifica si ha de hacerse en verso o en prosa), por lo que me ajusto a las normas. Tras mucho trastear con la guitarra y versiones instrumentales de temas conocidos de mi juventud de ahora y siempre escogí un ritmo fácil: Clint Eastwood, de Gorillaz.

Los alumnos de 4º no se lo esperaban. La alumna de prácticas del máster de educación tampoco (al acabar, me ha confesado que estas cosas no las explican en la carrera ni en el máster, no sé dónde vamos a ir a parar con esta formación del profesorado).

El texto íntegro, con sus actividades, se encuentra en catalán, yo os lo enlazo para quien  le quiera echar un vistazo (o se atreva a encajar letra y música). ¡Aquí os dejo el estribillo y me voy!

Rússia, 1917

Una revolució sense ak-47

Ací que arriba Lenin i promet

Anem a canviar la Història

Tot el poder al Soviet

¡Ah! ¿Y cómo fue la clase? Pues, a riesgo de sonar como aquello de «lo que él cree que está pasando/lo que está pasando«, la clase transcurrió como me gustan a mí: música, risas, gritos, coros, golpes en la mesa, preguntas para profundizar (¿Lenin era bueno o malo? ¿Qué significa URSS? ¿Qué pasó en 1905?), autógrafos… un día normal.

La emoción como motor del aprendizaje

buscaduendesLlevo años jugando a rol y aplicando estos y otros juegos a entornos de aprendizaje, así como sus mecánicas y sus dinámicas. Podría explicarte formas de utilizar los juegos de rol en el aula con grupos reducidos y con grupos completos. Podría teorizar sobre si aplicarlos siguiendo la metodología del “Aprendizaje basado en juegos” o mediante la ludificación. Podría incluso plantearte una estrategia pautada para aplicarlos en casa y el aula. Pero para eso ya tienes la guía para educadores escrita por Albert Ruíz y publicada en el juego de rol Magissa por Nosolorol. Es un texto muy completo basado en la experiencia de su autor. Te invito a leer la guía, analizarla y, si tienes ocasión, llevarla a la práctica. Te garantizo que te convencerá del potencial pedagógico de los juegos de rol.

Por esa razón, yo quiero hablarte desde otra perspectiva. Lo haré, quizás, de una forma menos analítica y secuencial pero que considero, tras años de docencia y juego a mis espaldas, igual de válida y fundamental. Aprender jugando, algo no limitado a ninguna edad en particular, es un mecanismo natural que siempre nos ha acompañado como especie. Y el juego, la curiosidad y la emoción van de la mano. Por eso ¿Puedo hablarte de la emoción del aprendizaje a través del juego?

Jugar a rol, como debes saber si ya probaste Pequeños detectives de monstruos, es emocionante y placentero. Y es ahí donde radica su principal ventaja como herramienta didáctica. Más allá de que el profesor de Historia pueda emplear este entretenimiento para hacer viajar a sus alumnos a través del tiempo, los juegos de rol generan emociones. Y son esas emociones, vinculadas a un aprendizaje, las que contribuyen a la consolidación de hábitos y habilidades y la adquisición de conocimientos en los pequeños (y en los no tan pequeños). No me mires como si me hubiese vuelto loco. Verás, la neurodidáctica ha venido a confirmar lo que decía la psicología cognitiva: cuando el aprendizaje va unido a la emoción se consolida de forma más estable en nuestro “disco duro” ya que, al parecer, desata unos procesos neuronales que favorecen el anclaje del conocimiento.

Nuestra etapa de formación, creo que mayoría lo hemos vivido así,  consistía en una transmisión unidireccional de saberes, descontextualizada, abstracta y poco relevante para el alumno. De este modo, era difícil seguir una clase sin aburrirse o, en casos extremos, dormirse. Por suerte, las cosas están empezando a cambiar y los juegos, como disparadores de la atención y promotores de un aprendizaje significativo, empiezan a ganar terreno en nuestro sistema educativo.

buscaduendes2En este proceso, padres, profesores y educadores en general, tenemos un papel fundamental. Esto es así, porque el aprendizaje no es solo transmisión de conocimientos. Aprender implica el establecimiento de un vínculo especial entre dos personas y en ambos sentidos. Y en esa relación, con el juego como herramienta destacada, el estudiante se pone en el centro del proceso. Por ello, deberemos conocer a nuestros jóvenes jugadores: sus intereses, sueños y capacidades. Todo ello nos permitirá diseñar experiencias únicas y significativas para ellos. Eso les mantendrá enganchados a nuestro juego, que será también suyo. Con ese conocimiento en mente podremos diseñar actividades concretas para ellos.

Padres y docentes debemos emplear recursos que potencien la creatividad, la socialización, la toma de decisiones, mejoren la autonomía y la imagen propia de nuestros alumnos cuando los recursos y entornos tradicionales de enseñanza no lo hacen. Mira tú por dónde, los juegos reúnen esas condiciones.

¿Quieres un ejemplo real? Las tediosas actividades con las que muchos maestros y profesores sobrecargan a los niños pueden ser beneficiosas si las vinculamos al juego y la emoción. Realizar una larga lista de sumas y restas, multiplicaciones y divisiones pueden echar para atrás incluso al niño más motivado y responsable. Sin embargo, podemos hacer que esas operaciones sean la clave para abrir los cierres de seguridad de un antiguo libro que encierra secretos o hechizos necesarios para cumplir con éxito una misión.

¿Quieres una última certeza más? Cuando explico que utilizo los juegos de rol en clase muchos curiosos me preguntan ¿Pero así aprenden más? ¿Sacan mejores notas con eso? Y yo les respondo la verdad: que no lo sé. Pero tampoco me importa. ¿Sabes por qué? Porque de lo que estoy seguro es de que aprenden mejor. Y en mi opinión ese es el camino. Frente a un temario desproporcionado, opongamos experiencias de calidad. Frente al tedio y la apatía, abracemos la emoción y la experimentación. Frente a lo memorístico, respondamos con lo artístico y creativo. Finalmente, frente al alumno que carga una mochila llena de libros presentémosles al que abre su mente, sonríe y echa los dados a rodar.

PS: Este texto es el prólogo del juego Buscaduendes de Álvaro Corcín y Patricia de Blas que con mucho gusto redacté para la editorial Nosolorol.