El rey Jaime continuó recordando gratamente la aventura de aquellos intrépidos jóvenes: acababan de salir de Barcelona y ya habían apresado una nave pirata y sorteado con pericia una tormenta. ¿Qué más le pasó? El monarca trató de hacer memoria…
Tal como narra la Crónica dels feits de Montcarrà, tras resistir la acometida del mar con éxito la flota se dispersó. Los intrépidos viajeros perdieron contacto con el navío del príncipe Pere y tuvieron que encarar el resto del viaje solos. Ante la vista de las costas italianas se produjo un debate: ¿Qué iban a hacer con los piratas apresados? Unos querían venderlos, pero su estado tras el combate no era el más adecuado y poca cosa iban a obtener por ellos. Otro caballero impetuoso quería cortarles la cabeza como escarmiento para otros piratas. Un último grupo quería esclavizarlos y utilizarlos para servir de remeros en la galera apresada, que fue rebautizada como «La ignorante». Finalmente, tras unos fallidos intentos por parte de los médicos de sanar las heridas de los prisioneros, decidieron encadenarlos a los bancos de la nave y emplearlos como fuerza motriz.
Los días transcurrieron sin novedad hasta que, a un par de días de viaje de la isla de Saïdia, los marineros divisaron una columna de humo. ¿De qué se trataba?¿Un barco en llamas?¿Una señal de auxilio? La señal los guió hasta una isla, poco más que un promontorio rocoso en mitad del mar. En ella, un náufrago había encendido una hoguera con la intención de llamar la atención. Afortunadamente para él, fueron los protagonistas quienes le vieron.
El náufrago les contó su historia: él era Martí de Vilaferma, caballero de la baja nobleza deportado a aquel islote por oponerse a la política arbitraria y abusiva del rey Joan. A resultas de tomar parte y defender los actos de protesta y resistencia de siervos, campesinos y burgueses, él había sido desposeído de sus títulos y expatriado. Aún así, había corrido mejor suerte que otros súbditos del rey, que habían sido colgados.
Algunos marineros de las naves confirmaron esta historia y añadieron una información que los viajeros no sabían: el rey Joan era un brujo. Podía ser un rumor, pero claro, si el río suena… Los tratos con el diablo y la práctica de la magia habían consumido el cuerpo del rey, que ahora se ocultaba tras una máscara de oro.
Entonces se inició otro debate: ¿Abandonar al náufrago Martí en la isla o llevarlo con ellos? Algunos argumentaron que su misión, en principio, consistía en servir al rey Joan, así que no debían entrometerse en sus decisiones. Otros, movidos por la caridad cristiana, deseaban recoger al caballero y dejarlo en sus tierras. Algún otro propuso llevarlo ante el rey para que, por lo menos, muriese luchando contra los musulmanes que iban a invadir la isla. El más audaz de la expedición propuso utilizar la influencia de Martí entre las clases populares para derrocar al rey y tomar la isla bajo su poder, pasando de ser aventureros a reyes.
Qué locura, pensó el rey Jaime mientras pasaba a concentrarse en otros asuntos, cómo iban unos plebeyos a convertirse en reyes…
Comentarios del profesor/narrador
Esta ha sido una semana diferente. A causa de diversas salidas sólo hemos podido realizar una sesión de juego y con los efectivos reducidos a la mitad (y algunos han preferido quedarse en casa, que se estaba calentito). Por esa razón he improvisado un debate sobre qué hacer con los piratas apresados, aunque creo que ha sido todo un acierto.
Son conscientes (o eso quiero pensar) que el uso de la violencia no debe ser ejercida sobre ningún ser humano, pero cuando este se convierte en un PNJ indefenso esa regla desaparece. Mi esperanza era que alguno, concretamente los personajes religiosos, propusiesen la conversión de estos sarracenos a la verdadera fe y así perdonarles la vida. Pero claro, no había ninguno en la clase.
Me gusta pensar que, viendo las propuestas que han debatido, los jugadores han sabido situarse en el contexto histórico y adoptar soluciones propias del periodo. Esa es una de las cosas que tratamos de conseguir usando juegos de rol en la clase de historia. Al final, por votación han decidido quedarse los piratas como esclavos para su nueva nave.
Otra de las notas positivas que me gustaría destacar ha sido que, al final de la clase, uno de los jugadores, muy aficionado al WoW y al LoL, ha reconocido que los juegos de rol, en su forma tradicional, ofrecen muchas más posibilidades. De hecho, él ha sido el que ha propuesto una línea argumental que ya había pensado pero esperaba que fuesen ellos quienes la formulasen: organizar el derrocamiento del rey (al que enseguida han asignado un referente cinematográfico: Balduino IV en El reino de los cielos.
Lo cierto es que, con la introducción de una variable que no esperaban, van a tener que plantearse qué hacer y adaptarse a una realidad cambiante. La cosa se pone interesante.